Fraternitat inesperada

La Vanguardia (Català) · Antoni Puigverd

RAÚL

Sortia l’altre dia d’una reunió amb el cor reconfortat però melancòlic. La conversa havia estat amena i profitosa. El meu interlocutor és un home prudent i savi, que va abandonar l’escena política fa anys, on va destacar com a fabricant de pactes. Havíem parlat de la tensió dels extrems que domina les relacions entre la política catalana i espanyola i ens conjuràvem una vegada més per fomentar el diàleg, malgrat la devaluació que ha sofert, entre nosaltres, aquesta paraula. I és que el diàleg no és possible, per descomptat, si l’altre no et reconeix; però tampoc no hi ha diàleg si tu ja no vols reconèixer l’altre tal com és i pretens que sigui només allò que a tu et sembla que és i que faci només allò que tu vols que faci. Continua llegint

LA UTILIDAD DE REZAR

Una vez le preguntaron a un hombre:
¿Qué ganas orando regularmente a Dios?.
El hombre respondió:  Nada…        Pero déjame decirte lo que he perdido:
La ira, el ego, la avaricia, la codicia, la depresión, la inseguridad y el miedo a la muerte.
A veces, la respuesta a nuestras oraciones no está precisamente en la ganancia  sino en la pérdida…

No hay alegría

Sin título

 

 

 

 

De un texto de J.M. Alimbau he extraído este resumen:

  • Tenemos montones de cosas y de aparatos electrónicos; móviles y juegos; comemos y dormimos……………………………. pero no hay alegría.
  • Estamos informados como nunca………………..pero no hay alegría.
  • Existen muchísimos lugares pensados para la diversión, como los clubes, las discotecas y otros. Se oye demasiado ruido, hay grandes risotadas y numerosos placeres para el cuerpo……………………………pero no hay alegría.

A los diez minutos de estar solos (en silencio) se agolpan en el interior el vacío, la fugacidad, el mal sabor de boca y el alma desencantada. Es el sinsentido de la vida… Continua llegint

Hijos del Alzhéimer

El alto precio que pagan los cuidadores a jornada completa
Cuidar a padres con demencias afecta a la salud, la economía y las relaciones personales
La vida de Ángela Torres dio un giro de 360 grados el 9 de marzo del 2009. Ese día recibió una llamada de la policía en la fábrica donde trabajaba. Su madre se había perdido. La encontraron por la noche en un bar con un brote de esquizofrenia. Era sábado y el lunes tenía que volver al trabajo. Una amiga se hizo cargo de la madre durante los primeros días. “Pero si no recibía 30 llamadas diarias no recibía ninguna. ‘Ángela, tu madre se hace daño’; ‘Ángela, se quiere ir de casa’…”, dice. Al cuarto día tuvo que dejar su empleo.
A partir de ahí se ha dedicado íntegramente al cuidado de su madre. 24 horas al día, siete días a la semana, siete años ya. Una nueva vida que le ha afectado en todos los sentidos: desde la salud hasta la economía, pasando por las relaciones personales. Continua llegint